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Entrevistamos a Ruth Castillo, profesora en el Grado de Psicología y el Grado de Educación de la Universidad Camilo José Cela y Directora del Máster de Dirección, Innovación y Liderazgo y Responsable del método Ruler de la Universidad de Yale en España.
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Destaca, entre otras reflexiones, que una de las cosas que tenemos que trabajar con los adolescentes, especialmente en esta era de las redes sociales y de la comunicación online, es “a ser más honestos a la hora de expresar emociones”.
¿Cuál consideras que es la clave para incentivar la inteligencia Emocional en los niños?
La verdadera clave está en trabajarlo primero en los adultos, es decir, si queremos fomentar las habilidades emocionales en los alumnos debemos liderar esa transformación en nuestras propias habilidades. El problema es que tradicionalmente los adultos hemos sido educados en la idea de que nuestras emociones no son información relevante que tengamos que considerar.
Así, cuando tenemos emociones desagradables como el aburrimiento, no estamos preparados para aprender, no memorizamos igual, no somos conscientes de la información que tenemos delante de la misma manera. Conocer ese impacto es muy importante porque nos ayuda a saber a qué debemos de atender y también hacer nuestras propias interpretaciones en las decisiones que tomamos.
Es importante entonces ser conscientes de nuestras emociones, ¿no?
Así es. Ser conscientes de ellas y saber su influencia, no negar ni reprimir especialmente aquellas que sean desagradables sino aceptar que están y una vez que están poder trabajar las habilidades de comprender, reconocer y, por supuesto, de gestionar. Debemos enseñar desde pequeños que las emociones empoderan y que deben indagar en ellas para obtener mucha más información sobre nosotros mismos y de los demás.
«Las emociones empoderan»
Los beneficios de ser una personal emocionalmente inteligente son…
En primer lugar en la salud mental, los niños que reciben educación emocional tienen menos problemas de ansiedad, estrés, depresión, menor afectividad negativa, menos problemas de somatización y por otro lado también reducen sus conductas agresivas, reducen la ira o la hostilidad, la agresión verbal o la física. También promueven una resolución de conflictos más empática.
Además estos efectos, no sólo lo hemos encontrado en población infanto -juvenil sino también en población adulta, cuando los maestros reciben programas de Educación Emocional, o se forman en competencias emocionales, reducen sus niveles de estrés, mejoran su satisfacción en el trabajo y por supuesto desarrollan las habilidades para reconocer sus propias emociones y las de los demás.
Cuando promovemos habilidades emocionales, mediante herramientas específicas, los maestros son capaces de generar un espacio de confianza en clase y escuchar y atender las necesidades de sus alumnos. Todo esto tiene un enorme impacto en el rendimiento y la satisfacción tanto del alumnado como de ellos mismos.
¿Crees que es más difícil educar emocionalmente a un adolescente que a un niño?
La adolescencia ha sido considerada tradicionalmente como una etapa complicada, quizás con mucha reticencia también por parte de los adultos, con frases como “mi hijo no me hace caso” se ha vuelto un rebelde”… Es cierto que la adolescencia es una etapa complicada, pero también es una etapa con un enorme potencial.
No obstante, teniendo en cuenta lo que demuestran las investigaciones, cuanto antes trabajemos las habilidades emocionales de nuestros alumnos, más fácil será que adquieran un repertorio de habilidades lo más rico posible. A medida que vamos creciendo también viciamos la forma que tenemos de manejar las emociones o tenemos ciertas tendencias que son fruto de la experiencia o de los modelos que hemos tenido de nuestros propios padres, pero nunca es tarde ni nunca es demasiado pronto para entrenar nuestras habilidades emocionales.
Uno de los principales beneficios en los que radica el modelo Educación Emocional es que son un conjunto de habilidades y eso qué significa, que independientemente de nuestra personalidad, nuestras experiencias vitales, los modelos que hayamos tenido… estas habilidades siempre nos ofrecen un espacio de mejora y siempre pueden desarrollarse. En mi opinión, sí que es verdad que es mejor y más efectivo entrenarlas desde infantil sobre todo porque los propios alumnos ven y se enriquecen de un trabajo consistente a lo largo de los años.
«En las redes sociales los adolescentes cuelgan lo bonito, lo maravilloso, lo feliz… pero a veces son poco honestos a la hora de expresar expresiones desagradables
¿En qué punto emocional estarían los adolescentes de hoy?
Hoy los alumnos se relacionan a través de las redes sociales y eso qué significa, que a veces nos encontramos que lo que yo denomino “Emociones con filtros”. Una de las habilidades del pensamiento emocional es la capacidad de expresar honestamente cómo nos sentimos, es decir, de evaluar la discrepancia que existe entre lo que sentimos y lo que mostramos.
Hoy los adolescentes se enfrentan a la relaciones a través de las redes sociales, Instagram Twitter… una forma de relacionarse que tiene efectos positivos pero también efectos negativos. Uno de los efectos no positivos es que los alumnos se están acostumbrando a expresar cosas que en realidad no sienten. En las redes sociales cuelgan lo bonito, lo maravilloso, lo feliz… pero a veces son poco honestos a la hora de expresar expresiones desagradables. Eso supone una gran fuente de estrés para una persona. De hecho, en clínica, una de las cosas que más te encuentras es que las personas que tienen más problemas de estrés o ansiedad son aquellas que están haciendo un esfuerzo constante por mostrar cosas que en realidad no sienten, esto supone influir muy negativamente en su salud mental.
Por tanto, una de las cosas que tenemos que trabajar con los adolescentes, especialmente en esta era de la redes sociales y de la comunicación online, es ser más honestos a la hora de expresar emociones, eso va a ser una gran llave para tener una buena salud mental.
¿Es importante que un colegio tenga un programa de pensamiento emocional?
Hoy en día en cualquier colegio podemos encontrar iniciativas para trabajar las habilidades emocionales con los alumnos, no es raro encontrar un colegio que integre algún contenido en las tutorías, o en el espacio que ellos consideren para trabajar las emociones. Lo que es más difícil es encontrar en un colegio un programa estructurado basado en evidencias científicas.
Mi recomendación es que todo lo que se trabaje con respecto a la educación emocional sea adaptado en un modelo teórico, es decir, que por un lado tenga sostenibilidad en el tiempo, esto significa que si los alumnos empiezan a recibir actividades de Educación Emocional en Infantil que cuando lleguen a Primaria y Secundaria continúen trabajando contenidos de Educación Emocional. Es decir, que sea una Educación Emocional programada. Hoy en día están programadas las matemáticas, la lengua… pero existe poca programación a la hora de educar las habilidades emocionales.
Por tanto es muy positivo que un colegio cuente con un programa de Educación Emocional pero mi recomendación es que esté basado en evidencias científicas o que esté estructurado en un modelo teórico. También y muy importante que haya una formación al profesorado para que se sienta competente, que tenga la habilidad suficiente para trabajar cada herramienta con los estudiantes. También tiene que haber un seguimiento del equipo o del propio departamento de Orientación que para ver en qué se siente más cómodo el profesor, en qué cree que puede ayudarle… Esas son para mí las tres patas que considero que son fundamentales.