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El pensamiento emocional es imprescindible en este regreso a las aulas.
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Comienza el curso de mayor incertidumbre para toda la comunidad educativa. Nuestra nueva realidad nos lleva a adaptar protocolos, normas, rutinas, espacios, organización, etc., para volver en un entorno lo más seguro posible.
Este curso, los colegios se han adaptado a la nueva realidad desde el punto de vista organizativo, logístico y de medidas sanitarias. Sin embargo, como explica Marta Morales, responsable de Pensamiento Emocional Colegio Zola Las Rozas, no debemos olvidarnos que nuestros alumnos y alumnas regresan al colegio tras varios meses en casa, después de las vacaciones de verano, y pueden sentirse bastante desconectados de su vida escolar, de sus compañeros, sus profesores, las rutinas…
En este sentido, algunas de las preguntas que se plantean las familias es qué pueden hacer para sentirse seguras como familias y cómo pueden ayudar a sus hijos e hijas. Marta Morales nos da las siguientes recomendaciones:
- En primer lugar, debemos pensar que el colegio es un entorno privilegiado para nuestros hijos e hijas, para que aprendan a convivir con la nueva realidad y las nuevas normas sociales de uso de mascarilla, distancia social, lavado de manos…
- Hay familias que pueden estar sintiendo miedo, preocupación, dudas… y es importante no trasladarles estas emociones a nuestros hijos e hijas. Darnos cuenta de cómo nos sentimos, poner el foco en aquello que es objetivo, potenciar lo positivo y naturalizar la situación, supondrá una influencia mucho más positiva para ellos y ellas y hará que se sientan más seguros y seguras.
- Tanto para el entorno familiar como en las aulas, es clave para la gestión emocional generar espacios donde poder hablar de lo que nos preocupa y cómo nos hace sentir la nueva situación. Espacios en los que podamos aprender a escucharnos y expresarnos con asertividad, que generen empatía y solidaridad; en definitiva, que ayuden a cuidarnos entre todos.
- Es importante vivir el presente, de la manera más objetiva posible, para reducir la sensación de ansiedad y miedo. Pensar en aquello que depende de nosotros, ayudará a tener una actitud mucho más activa y eficaz. La práctica de Mindfulness puede ser nuestro gran aliado para ello.
- La mascarilla y la distancia social puede hacernos sentir “desconectados”. Potenciar el lenguaje verbal y cuidar el lenguaje no verbal, mirar a los ojos, generar actividades que potencien el sentimiento de pertenencia, el humor, las risas… Todo ello nos hará sentirnos más “conectados” a nuestro entorno.
- “No compartir” frente a “ser responsable de nuestras cosas”, “cuidando tus cosas ayudas a los demás” son enfoques diferentes con un mismo fin. Es por ello que debemos potenciar valores como la solidaridad, empatía, respeto y confianza.
- La realidad que nos ha tocado vivir a cada de uno de nosotros no podemos cambiarla, pero sí elegir con que actitud queremos afrontarla.