La responsable del programa de Pensamiento Emocional del Colegio Zola Las Rozas, Marta Morales, nos recomienda cinco pasos para ayudar a nuestros hijos/as a comunicarse de forma asertiva.

1. Crear un clima de confianza. En el que todos podáis compartir opiniones sin sentiros juzgados y expresar vuestros sentimientos de manera respetuosa. Expresar cómo os sentís y qué necesitáis, es clave para una buena comunicación basada en la confianza. Establecer un momento al día para ello os servirá de entrenamiento.

2. Ayudarle a escuchar y demostrar respeto por otros puntos de vista. La base de una buena comunicación es saber escuchar y respetar la opinión del otro, aun cuando esta sea contraria a la nuestra.

3. Ayúdale a expresarse de manera clara y respetuosa. Para conseguirlo pueden ayudarte estas preguntas que le guiarán para una comunicación asertiva: ¿qué ha ocurrido? (ayúdale a expresarlo de forma objetiva, sin juicios); ¿qué te ha molestado?; ¿cómo te sientes?; la forma en la que te estás expresando (palabras, tono, gestos), ¿crees que es respetuosa?; ¿qué necesitas pedir o hacer para solucionarlo?; ¿cómo podrías pedirlo? (ayúdale a hablar con tono amable, gestos relajados y mirada a los ojos) Cuando nos comunicamos con asertividad, cuidamos nuestra autoestima y la de los demás porque:

  • Expresamos nuestras necesidades, sentimientos y opiniones con autenticidad y respeto.
  • Pedimos claramente lo que necesitamos, en vez de quedarnos callados esperando a que otros “adivinen” lo que queremos o quejarnos atacando al otro.
  • Sabemos decir «No“ sin herir (demostrando comprensión por las necesidades del otro) y ofreciendo alternativas.
  • Resolvemos conflictos buscando acuerdos GANAR-GANAR (buenos para todos).

4. Buscar soluciones alternativas. Cuando te expresas de manera asertiva y respetuosa, conociendo cuales son tus necesidades y la de los demás, es más sencillo encontrar soluciones alternativas que te ayuden a generar un buen clima de convivencia.

5. Recordar que nuestro ejemplo vale más que mil palabras. Por ello la clave es comunicarte con tus hijos de manera asertiva y respetuosa. Evita el estilo pasivo, pues puede convertirse en una falta de límites y dificultades de comportamiento
al no estar atendiendo las necesidades de todos los miembros de la familia; o del estilo agresivo, que nos llevará al conflicto, falta de entendimiento y compromiso.