Tener un correcto manejo de las diferentes plataformas digitales es fundamental para mantener una buena salud emocional, tanto los más jóvenes como los adultos.

Cynthia de la Torre, responsable del Departamento de Orientación y del Programa de Pensamiento Emocional del Colegio Zola Villafranca nos da algunas pautas para hacer un uso responsable de las redes sociales y que nuestra autoestima y la de nuestros hijos no se vea afectada.

  • Es fundamental controlar la edad a la que se nos permite tener una red social. De cara a nuestros hijos debemos entablar conversaciones sobre el tema y brindarles ayuda para que entiendan que las redes sociales tienen una edad mínima por motivos que tienen que ver con la manera en la que se va a manejar la información que se publica. 
  • Ponerse un horario para publicar y mirar las redes sociales. Es importante que las redes sociales no sean una constante en nuestro día a día. Si tenemos una tarea que hacer, ya sea estudiar o algo que tenga que ver con nuestra vida adulta, es importante poner el foco en esa actividad y no estar constantemente cogiendo el móvil para consultar nuestras redes. Es básico no contaminar otras actividades con el uso del móvil. 
  • Respetar las rutinas básicas y evitar mirar el móvil por la noche. Cierto tipo de contenidos estimulan y no son buenos para conciliar el sueño. Hay que cuidar la salud en cuanto a los hábitos de higiene a la hora de dormir, evitar el móvil en la hora de las comidas e intentar tener espacios en blanco para no estar constantemente enganchados a las redes sociales.
  • Cuidar la privacidad de tus perfiles de redes y las de tus hijos, sobre todo si son menores de edad, y solo dejar acceder a tus/sus contenidos personales a quién tú se lo permitas.
  • Conocer los límites que nos pone la red social y los que nos ponemos nosotros cómo personas individuales. Es importante marcar unas líneas rojas, por ejemplo no poner un contenido que haga referencia a ideas políticas o religiosas, depende de lo que quiera marcarse cada uno. En el caso de nuestros hijos hay que ayudarles a poner esas líneas rojas porque ellos no son conscientes y los ejemplos y modelos que encuentran en las redes sociales muchas veces comparten información de la intimidad excesiva como datos de vivienda, documentos personales, etc. Es fundamental hacer un acompañamiento real de nuestros hijos y hablar mucho con ellos.
  • En el caso de los menores, es importante que los padres establezcamos controles parentales, negociemos y lleguemos a acuerdos previos, no les permitamos que tengan otras cuentas «no oficiales».
  • A la hora de ver el contenido de otras personas, es importante focalizar en el tema que nos interesa. Si estamos viendo recetas, intentar ser conscientes de qué perfiles sigues, qué contenidos sigues y poner un tiempo, por ejemplo, voy a estar 15 minutos y voy a mirar tres o cuatro recetas. Las redes sociales son muy rápidas, de contenido escaso, y a veces saltar de un vídeo a otro genera una estimulación excesiva, incluso puede provocar alguna situación de ansiedad. 
  •  Prestar atención a las señales de alarma. La más llamativa es la irritabilidad, es decir, cuando estás más enojado y molesto de lo habitual. Esto puede suponer que no estamos descansando bien, que se está generando un nivel de ansiedad, a veces por insatisfacción por no conseguir ver todos los vídeos que quieres, o alguien no te está tratando bien a través de las RRSS o a veces va asociado a un sentimiento de culpabilidad porque mientras estaba en redes sociales he dejado de estar con tu familia o te has quedado fuera de una quedada de amigos, etc. La parte más importante es ver esos cambios de humor y de actitud, tanto en nosotros mismos como en nuestros hijos. De hecho en ellos aparecen antes. Señales como que les cueste levantarse por las mañanas, que estén más agresivos o tengan menos paciencia, pueden ser un aviso de que se están acostando más tarde de lo que nos están diciendo, que están usando el móvil en la habitación fuera de nuestro control.